En la última década la industria de la moda ha cambiado completamente el sistema de cómo la ropa es fabricada. Con tendencias como la moda rápida, donde la fórmula es producir la mayor cantidad de prendas al menor precio posible. Se promueve una producción y consumo desmedido de ropa barata y de mala calidad, hecha con materiales producidos bajo prácticas extremadamente contaminantes, únicamente con el fin de abaratar costos. Esto ha generado un modelo de negocio insostenible, donde los más afectados van desde los trabajadores involucrados en el proceso, el medio ambiente por supuesto y nosotros mismos como consumidores y seres que compartimos un mismo hogar llamado planeta Tierra.
¿Cuál es la verdad detrás de este modelo de moda?
Para mantener este modelo de ropa barata y aumentar las ganancias, se recurre a la subcontratación de empresas extranjeras, donde en muchos casos obligan a sus empleados a trabajar en ambientes de trabajo inseguros, bajo explotación, con tratos injustos y sin ningún beneficio más que el de un salario extremadamente bajo que no alcanza ni para sus necesidades más básicas.
En lugares como China, Camboya y Bangladesh han existido grandes catástrofes y revueltas debido a las condiciones miserables en las que tienen a sus trabajadores. Uno de los más grandes desastres en la historia ocurrió el 24 de abril del 2013. Donde un edificio en Bangladesh conocido como Rana Plaza, encargado de producir ropa para algunas de las más grandes marcas de moda, colapsó dejando 1100 personas muertas y otras 2500 heridas. Lo más increíble es que la tragedia pudo ser prevenida, dado a que los mismos trabajadores habían notificado a sus patronos días antes, del pésimo estado de la construcción y de que tenían miedo de trabajar en el edificio. Pero se hizo caso omiso a sus quejas y se les obligó a volver con sus operaciones o perderían su trabajo.
Lastimosamente esta es la problemática social detrás de millones de prendas de vestir a la venta en las principales tiendas y que la mayoría de consumidores desconoce. Las marcas y cadenas de ropa involucradas no hablan de ello, ni se hacen responsables porque eso impactaría sus ganancias y su modelo de negocio. Además de los problemas sociales que causan este modelo tenemos la problemática ambiental. Dónde el impacto ha sido tal que hoy en día se considera al fast fashion la segunda causa más contaminante en nuestro planeta, únicamente después del petróleo.
Estos son algunos datos importantes para darnos una idea de la magnitud del problema a nivel ambiental:
- Para satisfacer la alta demanda y los precios bajos de materias primas como el algodón se han creado plantas alteradas genéticamente que necesitan una gran cantidad de químicos, insecticidas y pesticidas durante su cultivo y producción.
- El 25% de insecticidas y el 18% de pesticidas en el mundo son usados para los cultivos de algodón, y materias primas usadas para fabricar textiles.
- Muchos de los químicos utilizados en las plantaciones son tóxicos y enferman a los agricultores además de dejar los suelos infértiles para cualquier otro cultivo.
- El uso de textiles sintéticos hechos a base de químicos en laboratorios o de derivados del petróleo se han incrementado como medida para bajar los precios, pero estos químicos pueden llegar a afectar nuestra piel como también el ambiente al ser materiales no biodegradables que pueden tardar cientos y hasta miles de años en su proceso de degradación.
- Aproximadamente el 10% de las emisiones de gases a la atmósfera son producidas por la industria de la moda, esto es más que el total producido por el transporte aéreo y marítimo combinados.
- Por año se desechan millones de toneladas de ropa barata, que termina su vida en botaderos de basura, ríos y océanos.
¿Cómo podemos nosotros combatir esta realidad?
Recordemos que el verdadero cambio está en cada uno de nosotros como consumidores, somos los que manejamos las tendencias y controlamos el mercado. Cada vez que compramos productos de empresas responsables con el ambiente estamos siendo parte del cambio, y a la vez promocionando el crecimiento de un nuevo modelo de negocio más responsable y sostenible con el planeta.
También existen acciones pequeñas que podemos hacer para ayudar, como compartir este tipo de información con otros y así ir creando conciencia, comprar ropa de segunda mano, regalar las prendas que ya no usamos para darles un segundo uso antes de desecharlas, cuidar más nuestras prendas utilizando jabones o ciclos de lavado suaves que alargan la vida útil de las fibras. Por más pequeñas que parecen estas acciones, si todos en conjunto las realizan se pueden hacer cambios gigantescos.
Por otro lado, a nivel mundial existen movimientos grandes como fashion revolution que buscan generar un cambio en la moda y la manera en que la percibimos. Nuevos conceptos han nacido como slow fashion o moda lenta donde en lugar de preocuparse por la cantidad y precios bajos, enfocan su trabajo a la calidad, precios justos para todos, materias primas amigables con el ambiente, además de procesos de sostenibilidad para así reducir su impacto ambiental. Muchas marcas al igual que GROW nacen bajo este nuevo concepto e integran principios de sostenibilidad y manufactura responsable.
Los invitamos a ver el documental “The True Cost” el cual aborda más a fondo toda la problemática detrás de la moda. El mismo fue un detonante de nuestro compromiso por hacer las cosas diferente e incentivar al cambio por un mejor futuro. El siguiente video es el trailer subtitulado de dicho documental.